Un llamamiento urgente para transformar el sector agroalimentario español
Madrid, 10 de diciembre de 2024 — La I Reunión del Comité de Expertos del Observatorio Agrifood, celebrada hoy, ha puesto sobre la mesa una radiografía completa del estado actual del sector agroalimentario español y las urgentes transformaciones que requiere para afrontar un entorno marcado por la despoblación rural, el envejecimiento del sector, la hiperregulación, la escasez de talento, los efectos del cambio climático y la revolución tecnológica.
Durante el encuentro, los participantes coincidieron en señalar que el medio rural atraviesa una crisis estructural, con una población envejecida y sin perspectivas de relevo. Carlos Moro, presidente de Bodegas Matarromera, advirtió que, aunque el empleo en el sector ha crecido un 19 %, persisten graves problemas como la falta de personas en el entorno rural y los impactos crecientes del cambio climático sobre las cosechas. Esta situación, subrayó, exige una transformación tecnológica profunda que no se limite a la digitalización, sino que incluya la modernización de equipos, un control más eficiente de los costes y del uso del agua, además de una revisión urgente de las ayudas y la normativa vigente, que considera obsoleta y excesivamente burocrática.
Una visión compartida por Yolanda Fernández, economista jefe de ANGED, quien puso el foco en la necesidad de impulsar la innovación tecnológica y el talento como motores clave de la productividad. Sin embargo, lamentó que el sector agroalimentario sufre un grave problema generacional, con una edad media cercana a los 60 años y escasa incorporación de jóvenes. La internacionalización también fue uno de los temas recurrentes del encuentro: según Fernández, sin un tamaño mínimo, las empresas no pueden competir en el exterior ni hacer frente a obstáculos como los aranceles impuestos por EE. UU. o la entrada en vigor de acuerdos como el de Mercosur.
Los desafíos normativos también fueron objeto de debate. Enrique Gómez, presidente de Mirat Agro, denunció el bloqueo de la Comisión Europea respecto a la producción de fertilizantes, lo que pone en riesgo la sostenibilidad agrícola. En este sentido, abogó por desarrollar productos más especializados que permitan aumentar la productividad sin perjudicar el medio ambiente. Como complemento, destacó el gran potencial de la digitalización para innovar en la gestión de suelos y el uso racional de recursos.
Desde una perspectiva estratégica, Santiago Miguel Casado, presidente de VITARTIS, subrayó la necesidad de diseñar planes de acción a corto y medio plazo que involucren a universidades, expertos y empresas. A su juicio, el exceso de regulación, la falta de mano de obra y un entorno económico hostil dificultan el crecimiento del sector, que necesita absorber tecnología y adaptarse para ser competitivo. Advirtió además que la falta de renovación generacional pone en jaque la capacidad de transformación que el momento exige.
La dimensión internacional y las barreras regulatorias fueron también abordadas por Ricardo Otero, CEO de Supracafé, quien alertó sobre el impacto de normativas como la regulación de envases, que afecta negativamente a la cadena de distribución. En su opinión, es fundamental que la nueva Comisión Europea incorpore al sector agroalimentario en su Plan de los 100 días, y que las políticas regulatorias contemplen el impacto real en el sector primario.
Leonardo González, director global de Better Balance Food, coincidió en la necesidad de crear un lobby eficaz que defienda los intereses del agroalimentario en Europa. Reivindicó al consumidor como aliado clave y subrayó la importancia de orientar el sector hacia la salud, la sostenibilidad y el bienestar, con el talento y la tecnología como pilares de la innovación.
La innovación fue también protagonista en la intervención de Ricardo Díaz Pujol, director de Transformación Digital de AINIA, quien destacó oportunidades emergentes como los cultivos de alto valor, las proteínas alternativas —incluido el uso de insectos— y la personalización nutricional. No obstante, advirtió que las ayudas actuales resultan complejas y lentas, lo que limita el avance de las empresas en un mercado global cada vez más competitivo.
Desde una óptica empresarial, Rosa Vañó, presidenta de Castillo de Canena, hizo hincapié en las desigualdades que sufre el sector frente a países fuera de la UE, debido a una normativa comunitaria que considera asfixiante. Llamó a reforzar la comunicación entre agricultores y productores y a poner en valor los intangibles, como el marketing, la comercialización y el talento, como palancas para reforzar la cadena de valor.
Carlos Álvaro, CEO de Albe Lácteas, ilustró estos retos con el caso del sector lácteo, que sufre la importación del 30 % de sus productos ante la falta de apoyo legislativo. Defendió la necesidad de formar e informar al consumidor, así como de adaptar las regulaciones para garantizar la sostenibilidad integral del sector primario.
Finalmente, Nicolás Benito, presidente de ASEACAM, destacó que tanto la sostenibilidad como la seguridad alimentaria ya no son opcionales, sino condiciones imprescindibles. En este contexto, lamentó el déficit comunicativo del sector, especialmente con las nuevas generaciones, que se informan a través de redes sociales como TikTok. “Debemos actualizar nuestras estrategias de comunicación si queremos conectar con los consumidores del futuro”, concluyó.
La jornada evidenció una visión común: que el sector agroalimentario se encuentra en un momento decisivo. Frente a los retos estructurales y las exigencias del entorno, los expertos coincidieron en la necesidad de colaboración público-privada, inversión en infraestructuras y talento, y una revisión profunda del marco normativo, todo ello con un objetivo común: garantizar un futuro sostenible, competitivo y atractivo para el agroalimentario español.







